Rafael Romero
Los canales de televisión, aquellos vinculados a la llamada “gran prensa”, nuevamente pusieron en evidencia su indiferencia y mala fe, autocensurándose cuando de informar sobre la Asociación Peruana de Radio y Televisión se trata. De este modo, la “I Convención Nacional de Radio y Televisión Digital”, realizada el 12 y 13 de noviembre en el auditorio Faustino Sánchez Carrión del Congreso de la República, no mereció ni una sola mención, pese a la presencia de autoridades como los parlamentarios integrantes de la Comisión de Transportes y Comunicaciones, o la participación del viceministro de Comunicaciones, Raúl Pérez Reyes, y de la directora de Autorizaciones del MTC, Patricia Chirinos.

Pero tampoco interesó −a la “plural” y “democrática” gran prensa− la noticia en la cual 300 peruanos, propietarios de radioemisoras y televisoras de todas las regiones, se reunían en Lima para diagnosticar y dar propuestas frente a la problemática de la publicidad estatal; de la piratería radial; de la radiodifusión en las fronteras del país; así como a la mejor atención que el Ministerio de Transportes y Comunicaciones debería brindar a los radiodifusores locales. Este tipo de silencios informativos solo se explica cuando hay medios que practican el doble discurso o la doble moral, con el objetivo de cuidar sus intereses particulares antes que asumir acciones positivas que contribuyan a las buenas prácticas de gobierno corporativo o la conformación de las políticas públicas de comunicación, que tanto necesita nuestro país.

De otro lado, en la I Convención quedó al descubierto cómo los más grandes grupos mediáticos envían sus representantes a distintas regiones y provincias con la finalidad de comprar radios o canales, asfixiados éstos previamente por mafias público-privadas. Y tampoco se descarta, a partir de las denuncias recibidas por APERTV, que desde administraciones pasadas se haya instalado una red mafiosa encargada de hostigar a los broadcasters del interior, previo boicot para no recibir, por ejemplo, publicidad estatal, ya que al final de cuenta esto se decide a dedo desde Lima para beneficiar a cinco familias que resultan recibiendo verdaderas subvenciones estatales que les hacen más fuertes económicamente. 

Por tanto, si de verdad queremos una sociedad inclusiva y descentralista, no se debería discriminar a las radios y canales de TV de provincias. En pocas palabras, la pelota ya está en la cancha mientras APERTV organiza la II Convención, la que estamos seguros será tan exitosa como la primera.