Por José Rocha

 

Cuando del Perú se trata, cuando la rojiblanco es tocada por un foráneo, cuando debemos poner la cara y el pecho por nuestro país se dejan de lado las ideologías, los riñas e insultos en post de las elecciones. Mezquindades propias de personajillos que solo piensan en su bolsillo antes del destino de la patria.

 

Nos debe quedar claro que estamos en un momento decisivo, a pocas semanas que la Corte Internacional de La Haya emita un fallo histórico y posiblemente justo para nuestros interés, un fallo que permita festejar y pensar que el futuro nos tiene preparados momentos gratos con relación a nuestros vecinos del sur, pues la historia solo trajo lágrimas y pérdida de territorio.

 

Pero no solo se trata de sentarse en Palacio de Gobierno a escuchar los alegatos de quienes estuvieron en La Haya defendiendo nuestros intereses, sino que debemos encontrar cuál es el papel que nos toca jugar y afrontar nuestras obligaciones.

 

Es momento, por  ejemplo, que el Congreso se deje de mezquindades y comience a pensar en las normas que se deben tomar poniéndose en diferentes situaciones según el posible fallo. Los cambios en cuanto al comercio, la pesca, relaciones de frontera, facilidades impositivas para quienes pescan en la zona sur son temas que los legisladores deben empezar a analizar. El fallo de La Haya, sea cual sea, traerá cambios para ambos países y no se puede esperar dormidos a que la situación nos caiga encima.

 

Los gobiernos regionales, sobre todo, de la zona sur del Perú deberán aprender a conversar en busca de unir esfuerzos para facilitar la pesca y el comercio, para que las embarcaciones dejen de ser golpeadas por las malas mañas de quienes dicen hacer respetar las leyes de navegación, tendrán como autoridades que idear la manera de incentivar el trabajo del rubro correspondiente si es que el fallo es favorable o no lo es.

 

Deberán trabajar el doble los municipios locales que han permitido que algunos de nuestros hermanos de Tacna vendan su nacionalidad por dinero o una jubilación más acomodada, deberán enseñar a los niños que la patria es nuestra y le debemos respeto porque desde allí nacen los cambios.

 

No me olvido del Consejo de Ministros que juega un papel fundamental, la ministra de la Producción deberá poner énfasis especial en esta zona del país sea cual sea el resultado de la Corte. Deberá poner al frente y sobre la mesa un plan concertado con las organizaciones de pesca y comercio, hacer planes con los productores de harina de pescado, sentarse con los estibadores, con los pescadores artesanales y los de mediano tonelaje, todos juegan un papel importante en una situación como esta.

 

La PCM deberá cumplir uno de sus roles más importantes y llevar permanentemente la voz del primer mandatario dejando en su camino la confianza de un gobierno que entregó todo su esfuerzo en Holanda y hoy aspira a mejorar el país empezando por las regiones del sur.

 

Y el presidente a la cabeza deberá manejar con pinzas las relaciones internacionales, que dependiendo que dictaminen los jueces supranacionales, pueden ponerse color de hormiga.

 

Lo que se viene con el fallo del diferendo marítimo entre Perú y Chile debe ser manejado como en un tablero de ajedrez, pensando qué  piezas moverá el que está al frente para decidir con estrategia milimétrica cada uno de nuestros movimientos.