Rafael Romero
¿Qué nos pasa como nación? ¿Qué pasa en la clase política? ¿Qué nos pasa como país? Resulta inexplicable, sorprendente e inaceptable la forma cómo el Fondo Editorial del Congreso de la República ha “mecido” y maltratado a un expresidente del Parlamento como el doctor Héctor Vargas Haya, exdiputado aprista en múltiples períodos y expresidente del Parlamento Amazónico, foro pionero en la reivindicación de la selva de varios países sudamericanos.

De lo que se trata es que la casa editorial y la imprenta del Congreso han devuelto a Vargas Haya los originales de su decimoquinto ensayo político, denegándole la publicación de un libro que permaneció seis meses en los despachos burocráticos del primer poder del Estado peruano. Qué puede decir a todo esto el actual presidente del Congreso, Víctor Isla, prominente dirigente del denominado Partido Nacionalista, tienda política que durante la campaña electoral del 2011 convocó al doctor Vargas Haya a contribuir con su experiencia en la lucha anticorrupción.

Al respecto, todos los periodistas recordamos que fue el entonces candidato presidencial Ollanta Humala, quien presentó en conferencia de prensa a Vargas Haya, autor del famoso, revelador y valiente libro “Contrabando”, como una de las personas más calificadas para luchar contra la inmoralidad pública. Pero este acto no fue otra cosa que una burda manipulación para la fotografía y la pose politiquera. Entonces se usó a Héctor y hoy se le discrimina, ya que de lo contrario el oficialismo no censuraría su último ensayo titulado Perú, ¿país ingobernable?

Se supone que el Fondo Editorial del Congreso tiene a su cargo la publicación de libros sobre materias de carácter político, jurídico, histórico y cultural, pero al parecer sus funcionarios –como la jefa Rocío Milla Reyna−incurren en la más absoluta incultura, al comprobarse que no hay ninguna razón que fundamente tal decisión administrativa e incluso cuando los originales se han devuelto sin mediar notificación alguna dirigida a un autor peruano, a un político y a un intelectual de nota como Vargas Haya, lo que confirma la ausencia de fineza y protocolo en la casa editora del Parlamento. Se trata, pues, de una censura contra un trabajo intelectual que aborda asuntos para el buen gobierno, así como la necesidad de descentralizar el país a fin de diluir las trabas existentes en la República que complotan contra el progreso de la nación.No obstante, estimado Héctor, viniendo el desprecio de un Congreso como el que tenemos, lo cierto es que has recibido una gran condecoración.