Por: Rafael Romero

“Piensa mal y acertarás”, decían nuestros abuelos. Razón no les faltaba ya que así nos advertían de que en la vida te pueden ocurrir situaciones injustas motivadas por terceros, cual ocurrencias jaladas de los cabellos, totalmente antojadizas y sin sustento alguno. Resulta, pues, que un ciudadano de nombre Santiago Cabanillas Costilla quiere frenar el avance y el crecimiento de un medio de comunicación como RBC Satelital, precisamente ahora que se expande e ingresa a la señal digital.

No sabemos quién es el denunciante, a quién representa ni a qué intereses responde. Lamentablemente ese señor Cabanillas ha logrado instrumentalizar a la Fiscalía de Carlos Ramos Heredia y a la Policía Nacional del ministro Daniel Urresti. No comprendemos cómo, en un acto arbitrario y por simples berrinches de ese ciudadano, se logra poner en entredicho la seguridad jurídica que debería garantizar las inversiones en el país, vulnerando además el honor y la decencia de los miembros de todo un directorio, el del canal del pueblo RBC Satelital, en un hecho de escándalo que solo nos recuerda a las peores épocas del montesinismo.

¿Y de qué manera ha ocurrido esto? Simple y llanamente a través de la insostenible denuncia penal del ciudadano Cabanillas, quien muy orondo procedió a agraviar a personas honorables como Iván Dibós Mier, Fernando Vidal Ramírez, Ricardo Belmont Vallarino, Lucienne Belmont Vallarino de Grau, Alex Santisteban Fernández, Eloy Pereda Jiménez, Carlos Ruska y el autor de esta nota, tratándonos como si fuéramos delincuentes, acusándonos en la práctica de lavado de activos. Pero aquí se vislumbra una desembozada persecución política, coincidentemente a pocos días del “Apagón Mediático” contra la TV basura.
Todas las personas mencionadas estamos citadas por la 37° Fiscalía Penal de Lima y el mayor PNP Luis E. Jiménez, dizque acusados por delito contra el patrimonio y obligados a presentar documentación que es pública y que está en la Superintendencia del Mercado de Valores (ex Conasev), en la Sunat y el Banco de Crédito del Perú, institución con la cual trabaja financieramente RBC Satelital.  Estamos ante una denuncia que no tiene pies ni cabeza y huele a una arremetida oficial porque este canal se hace cada vez más fuerte y resulta una voz incómoda. Es un atentado contra la libertad de prensa al cual directa o indirectamente se presta el gabinete de Ana Jara y cabe preguntar: ¿Quieren borrar del mapa, o silenciar, a un medio de comunicación peruanista como Canal 11?