Por Luis Santolalla Huerto. Pedir olvido y resignación es fácil para quien no ha pasado por una experiencia tan violenta como la pérdida de un ser querido a miles de kilómetros de su hogar. Aquél 26 de enero y a cuatro mil metros sobre el nivel del mar fueron cruelmente asesinados siete periodistas y un guía de Ayacucho, en un evento que a pesar del tiempo transcurrido no ha quedado del todo claro. Los principales medios ayacuchanos informaron que el 20 de enero de 1983 un grupo de pobladores de la provincia de Huaychau habían matado a siete senderistas, algo insólito en pleno auge terrorista. El periodista Gustavo Gorriti escribió años atrás en la revista Caretas que de acuerdo a las versiones recogidas “cuando los terroristas llegaron todos armados, la comunidad los recibió con aplausos, coreó vivas a la lucha armada y los siguió, cada vez más cerca al local comunal. Adentro siguieron dando vivas y acercándose a los senderistas mientras bajaban la guardia. Ya junto a ellos cesaron los aplausos y el ataque fue súbito total. Antes de poder utilizar las armas los senderistas fueron abrumados por el número y muertos a golpes y pedradas”. Esta historia llevó a los periodistas Jorge Sedano (La República), Eduardo de la Piniella, Pedro Sánchez y Félix Gavilán (Diario Marka), Jorge Mendívil y Willy Retto (El Observador), Octavio Infante (Noticias de Ayacucho) y Amador García (Revista Oiga) a hospedarse en el hotel Santa Rosa, en Huamanga, para al día siguiente, a bordo de una camioneta Chevrolet azul y junto al guía Juan Argumedo, partir a la que sería su última comisión. Hechos confusos A partir de aquí, son muchas las versiones que intentan explicar lo que les ocurrió a los periodistas. Una de las versiones recogidas fue la del campesino Rufino Romero Huamán (La República, jueves 24 de Enero del 2008) quien explicó lo que observó aquél día. “Teníamos miedo a los terroristas porque ya habían asesinado a mucha gente. Cuando llegaron los periodistas la gente empezó a gritar ‘ahí vienen los terroristas. Todos salieron corriendo, los agarraron y los mataron sin misericordia. Vi los cadáveres de lejos porque a los niños no nos consentían, creo que por su ignorancia los campesinos confundieron a los campesinos con terroristas”, refirió. Otras versiones acusan a los “Sinchis”, denominación que se le dio al cuerpo de élite de la Guardia Civil, de azuzar a los comuneros de Uchuraccay y haberles ordenado matar a todo extraño que se acercará a la zona, pues de lo contrarío serían juzgados como terroristas. Tras estos hechos, el gobierno de Fernando Belaunde formó una comisión presidida por el escritor Mario Vargas Llosa, Mario Castro Arenas y Abraham guzmán, quienes el 12 de febrero llegaron hasta el mismo Uchuraccay para investigar los hechos. Los acompañaron el actual ministro de Cultura Juan Ossio, así como los antropólogos Fernando Fuenzalida, Luis Millones, entre otros. Dos meses demoró la comisión de Vargas Llosa dio sus conclusiones, responsabilizando a los comuneros de la matanza realizada. Posteriormente, los procesos judiciales concluyeron con la condena de 3 de los 18 comuneros que fueron sindicados como autores del crimen. Dionisio Morales, Simeón Aucatoma y Mariano Casani a diez, ocho y seis años, respectivamente. Sin embargo, los familiares no quedaron satisfechos. Justicia y verdad Alcira Velásquez, viuda de Jorge Sedano, sólo desea que se sepa la verdad. Desde su punto de vista, tanto la comisión Vargas Llosa como la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR), que también investigó el tema, no tomaron en cuenta algunas de sus pruebas. “Tres personas dimos nuestro testimonio. Nos prometieron el año pasada darnos una reparación, pero hasta el momento nada. Yo intento seguir haciendo mi vida, pero quiero que se haga justicia”, mencionó. Cuatro de los seis hijos de Jorge Cedano siguieron los pasos de su padre, y se dedicaron a la fotografía. Por su parte Gloria Mendivil, madre de Jorge Mendivil, afirmó a La República.pe que siente todo “como si hubiera sido ayer, pero nada se ha hecho a pesar del tiempo, pues uno pide justicia y no somos atendidos”. Asimismo, responsabilizó a los militares de las muertes producidas pues, desde su punto de vista, los incitaron a realizar estos crímenes. “Los comuneros actuaron obligados, en el pueblo todavía hay gente que sabe lo que sucedió pero no quieren hablar”, explicó. Asimismo, cuestionó que en un principio se haya intentado relacionar a los periodistas con grupos terroristas, lo que durante mucho tiempo fue creído por algunas personas. “Una vecina me dijo que habían matado a mi hijo por ser terrorista. En otra ocasión una chica aventó una pelota al interior de mi casa, y como no la quise devolver me comenzaron a gritar ‘terrorista’. No es justo que por pedir justicia nos digan eso, es gente que no lo ha vivido, tampoco les importa”, expresó. Es difícil entender el dolor de los deudos, que en cada palabra expresan no sólo dolor y resentimiento frente a un Estado que poco o nada hizo para que se sepa la verdad. Aquella que, de seguro, no descansarán hasta hallarla. Más datos El año 2002, el ex presidente Alejandro Toledo declaró en Uchuraccay que todos los 26 de enero se celebre el Día de los Mártires del Periodismo Nacional. En Uchuraccay se inauguró el 26 de enero del 2008 el “Santuario por la Paz”, camposanto en homenaje a periodistas y guía asesinado, pero también a todas las víctimas del terrorismo. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), en Washington, decidirá en febrero si denuncia al Estado peruano ante la Corte Interamericana, en Costa Rica, por violaciones a derechos fundamentales.