El Gobierno declaró anoche el estado de emergencia en Tacna, luego del recrudecimiento de la violencia en Ciudad Nueva, distrito de la Ciudad Heroica, donde el enfrentamiento entre pobladores y policías dejó 45 heridos por impactos de perdigones. En los incidentes se incendió un local municipal. Las protestas empezaron la semana pasada, cuando el Congreso aprobó la ley que modifica la distribución del canon minero. LA CIUDAD HEROICA ESTÁ EN JAQUE Nuevo desborde social en Tacna deja 45 heridos y 64 detenidos Turba incendió la municipalidad del distrito de Ciudad Nueva. Gobierno declaró anoche estado de emergencia en la región por 30 días Por Norka Peralta Liñán / Óscar Liendo Duarte Lo adelantó ayer a las 6:30 p.m. el ministro de Defensa, Ántero Flores-Aráoz, y lo confirmó a las 10 p.m. el jefe del Gabinete, Yehude Simon, al término del Consejo de Ministros: el Gobierno decidió declarar el estado de emergencia por 30 días en Tacna en vista de los hechos ocurridos a lo largo del día. Y es que la Ciudad Heroica encontró ayer otra excusa para la violencia, el caos, el ataque a la propiedad privada y pública. El pedido de vacancia del alcalde del distrito de Ciudad Nueva, Genaro Condori Ramos, que se encuentra en apelación ante el Jurado Nacional de Elecciones, hizo que una gran cantidad de pobladores se volcara a las calles de esa localidad, ubicada en el cono norte de la Ciudad Heroica. No hubo argumentos razonables para demandar la vacancia de un alcalde al que se acusa de tener a su suegra como proveedora de la municipalidad. Lo que sí hubo fue una turba que, sin dirigentes a la cabeza, quemó la sede del concejo de Ciudad Nueva. Luego, durante toda la jornada, los revoltosos saquearon centros comerciales, apedrearon vehículos y atacaron a los policías que intentaron controlarlos, mientras los helicópteros de la PNP sobrevolaban el distrito tratando de mitigar el desenfreno. Esta vez el saldo fue de 12 policías heridos por pedradas y de 33 civiles con heridas de perdigones. Además, 64 personas fueron detenidas por alterar el orden público y se encuentran en Seguridad del Estado. LA TREGUA NO DURÓLos tacneños habían acordado la noche del último lunes frenar los actos violentos mientras su presidente regional, Hugo Ordóñez, y los líderes del Frente de Defensa de Tacna conversaran, en Lima, con el Ejecutivo sobre el rechazo a la modificación de la ley de distribución del canon minero. Sin embargo, dicha tregua cayó en saco roto con la formación de un comité de lucha de Tacna, integrado por dirigentes distritales que amenazan continuar con la agitación social. Pero ni este comité ha dado la cara frente al accionar de la turba. Un grupo de alcaldes, encabezados por Fausto Foraquita, burgomaestre del distrito de Pocollay, emitió un comunicado en el que demanda que una comisión encabezada por el primer ministro Yehude Simon arribe a Tacna para atender sus demandas. El apoyo de miembros del Ejército permitió a las fuerzas del orden controlar nuevamente Ciudad Nueva en horas de la tarde. Sin embargo, el vandalismo se desplazó a los distritos Gregorio Albarracín y Alto de la Alianza. Por la noche más miembros del Ejército salieron a las calles de Tacna para apoyar a la policía. Incluso, los soldados salieron en tanquetas a patrullar la Ciudad Heroica y detener a los vándalos. Las autoridades policiales de Arequipa confirmaron que seguirán enviando refuerzos a Tacna, aunque hay temor de que la Ciudad Blanca quede desprotegida. FACULTADES Y RECORTESEl estado de emergencia declarado desde anoche en Tacna le da facultades a las Fuerzas Armadas para restaurar la tranquilidad pública y el orden interno, aunque supone también la restricción de algunos derechos personales. El régimen de excepción fue una propuesta del primer ministro, Yehude Simon, y del titular del Interior, Remigio Hernani. "Estamos para colaborar, con todo lo que esté en nuestras manos, a fin de buscar la paz social y enfrentar esta vorágine de violencia. Cuando la policía no es suficiente, no se puede dejar que sea desbordada y que los antisociales sigan avanzando", declaró el ministro Flores-Aráoz, quien anoche mismo se dirigió a la población tacneña, a través de una radio local, para pedir calma. CRONOLOGÍALíos por el canon[10/3/2008]El Ministerio de Energía y Minas dispone que Tacna reciba por canon minero S/.711 millones y Moquegua S/.224 millones. [10/6/2008]Manifestantes bloquean el puente Montalvo (Moquegua) y toman de rehenes a 60 policías. [25/9/2008]El Ejecutivo envía al Congreso un proyecto que busca modificar la ley del canon minero con un sistema de cuentas separadas. [3/10/08]Tacneños marchan pacíficamente y demandan que se mantenga la distribución del canon. [30/10/2008]El Legislativo aprueba la norma que modifica repartición del canon minero. Vándalos siembran el caos en Tacna. DEL CONSULTORHay que privilegiar el diálogo*Sin duda el desorden, y su acompañante natural la violencia, se ha constituido entre nosotros en un estilo de protesta popular que, a menudo, rinde buenos dividendos. Enfrentamos algunos estallidos, que no por esporádicos dejan de ser preocupantes, procedentes en su mayor parte del interior del país y en lo que pareciera una intención de compulsar fuerzas entre los movimientos regionales y el Gobierno Central. Y lo particular del caso es que no hay oposición política organizada ni partido político comprometido en la protesta, son fuerzas regionales que reclaman por situaciones concretas y, generalmente, por el incumplimiento del Gobierno de compromisos asumidos en protestas anteriores. Y no se trata de mano dura o de imponer autoridad, solamente. En tanto el Estado no sea consciente de que las llamadas deben ser oídas, de que el diálogo debe adelantarse a la explosión popular, de que la palabra empeñada es promesa a cumplir, no tendrá autoridad que imponer ni respeto que exigir. No sigamos buscando infiltrados agitadores, se trata de que el olvido y la postergación es actitud tradicional de los gobiernos de turno y que, históricamente, el pueblo siempre prefirió el desorden a la injusticia. El primer ministro Yehude Simon debe tratar de evitar seguir el mismo destino que su predecesor. Eso implica que no solamente se dedique a apagar los incendios sino, principalmente, a privilegiar el diálogo.* Ernesto Velit Granda. Analista político