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Anónimo dijo...

Publicado en La Primera
Amigos ¿Qué piensan Uds. de esta columana?

EL ALMA DE TACNA. Por César Lévano.

En 1926, en días de la ocupación chilena, apareció en Tacna un libro que llevaba el título de esta columna y estaba firmado “Por unos tacneños”. Hoy se sabe que los autores de El alma de Tacna eran Jorge Basadre, entonces de 23 años de edad, y José Jiménez Borja, de 25.

En días en que nos gobiernan la mentira y el cinismo, máscaras de la corrupción (Alan García, Jorge del Castillo, etcétera) vale la pena colocar la ira de Tacna a la luz de ese texto.

Empecemos por el presente. Uno de los correos suscitados por mi columna del viernes pasado, fechado ese mismo día, provino de Felipe Mamani Gutiérrez.

He defendido siempre los intereses de Tacna, por inclinación de gratitud nacional e inspirado por lecturas de Basadre y diálogos con él. También he abogado por Moquegua en cuanto a la distribución del canon minero.

Me inspira el sentido de la justicia. Anhelo que Tacna y Moquegua -situadas en área crítica del Perú histórico- se pongan de acuerdo, para beneficio mutuo y para bien del país. Con Mariátegui y Basadre, no admito que intereses transnacionales se impongan sobre nuestro destino; inspirándome en ellos, aspiro a un Perú socialista que no sea calco ni copia.

Con esas premisas, reproduzco lo que Mamani Gutiérrez me escribió:

“1. Aricota tuvo 850 millones de metros cúbicos (cuatro veces más que Pasto Grande, que costó cerca de 300 millones). Aricota es natural. De allí se le dio energía a Moquegua y a la Southern hasta antes de la interconexión eléctrica.

“2. Para la explotación de Toquepala, Tacna sacrificó su puerto en Ite, su mejor playa, el valle de Cinto, hoy destruido por los relaves, la ampliación de su frontera agrícola, la laguna de vizcachas, que ya no existe”.

“A Moquegua se le hizo la promesa de Pasto Grande, la Binacional, ahora la petroquímica; se le permitió que deposite los relaves de Cuajone en Quebrada Honda-Tacna, que use el agua de Cancarave. Nunca nos opusimos”.

Y añade nuestro interlocutor:

“Puno tiene San Gabán; Cusco, la hidroeléctrica de Machu Picchu; Arequipa, Majes, Charcani IV y V, Condoroma, ahora Angostura; el norte, Chavimochic. Y Tacna ¿qué? ”.

Sobre el telón de fondo de tanto olvido, coloco esta frase del libro juvenil de Basadre y Jiménez, escrito hace 85 años:

“El porvenir de la campiña tacneña, el porvenir de la zona inmensa de pampas y terrenos eriazos que la rodean, está en la irrigación que sólo el Perú puede darle”.

Apoyándome en el Principio Esperanza de Ernst Bloch y Jorge Basadre, confío en que Tacna y Moquegua se pondrán de acuerdo, en lo futuro, sobre bases a la vez autónomas y nacionales. El sur de Mariátegui y Basadre será fiel, espero, a esta frase del libro que gloso: “Tacna, tan peruana por esta su paciencia india de laborar con lentitud para conseguir la cosecha mejor”.

12 de noviembre de 2008, 17:07