En el Sur del país estamos atravesando una época de lluvias que hace más de 15 años no se vive a tal magnitud, y en todo este transcurso los políticos de curso y los padres y madres de familia inconcientes y cegados por la necesidad de un espacio de terreno, han invadido y los Alcaldes los han titulado, para luego edificar sus viviendas en los cauces naturales de rios en épocas de lluvias y hoy el incremento de las precipitaciones, han convertido estas zonas devastadas o con un riesgo inminente, para las construcciones y fundamentalmente para la vida de quienes habitan esas precarias y/o construcciones de material noble.

Ocurre que la mala planificación, la informalidad, la politiquería de campaña y la necesidad de vivienda al juntarse se convierten en una bomba rumbo a explotar en la cara a sus habitantes y a cualquier autoridad de turno, la solución a la vivienda de ayer, se convierte en un problema de hoy, porque esas construcciones en los lugares inadecuados, conducen a poner no solo en riesgo la vida de quienes habitan esas zonas, sino en que los dineros que deberían estar destinados a atender otras necesidades tienen que reorientarse a atender a las zonas en riesgo y donde nunca nadie debio autorizar su urbanización.

Estamos en un país donde nos quejamos de la falta de desarrollo, del crecimiento ordenado, etc., pero estas muestras de informalidad y despilfarro de dinero es lo que nos tiene sumido a los peruanos en el inframundo del subdesarrollo y es una causa por la cual muchos otros paises que nos rodean nos van dejando rezagados.