Este es el momento oportuno para medir la eficacia de una entidad de tanta trascendencia en el país como es el seguro social, en el ojo de la tormenta a raíz del pago de inadecuadas indemnizaciones a cesados altos funcionarios de confianza, por su deficiente conducción económica y financiera y los problemas de atención que manifiestan los afiliados.Sin embargo, para realizar esta medición se requiere de información oficial y actualizada sobre la situación financiera de la institución, pues hasta ahora solo contamos con datos independientes, como el de la Cámara de Comercio de Lima (CCL), que señalan que el déficit de la institución en el 2008 fue de S/.67 millones, y en el 2009 de S/.129 millones. Aún no conocemos cómo acabará el 2010, pero se prevé que la situación no tendría por qué ser diferente.La transparencia sería un buen punto de inicio para ayudar a fijar los objetivos que lleven a erigir un seguro social eficaz, sin extendidas e inoperantes burocracias, y, por lo tanto, más profesional e independiente, alejado de pretensiones políticas y de ambiciones personales. No obstante, esa información tendría que ser corroborada por una auditoría externa, autónoma e imparcial. Los resultados de esta investigación permitirían dar el segundo paso hacia la reforma general de la administración de la seguridad social en el país, pues al conocerse las fortalezas, debilidades y oportunidades de la institución, se podrán afrontar sus problemas con mejor pie. En esta reforma se tendrá que debatir y aprobar una nueva estructura del directorio de Essalud, y determinar el mecanismo para nombrar a su presidente, y de esta manera evitar que el Gobierno lo siga haciendo bajo criterios de absoluta prioridad política. Otro punto importante es encontrar el esquema que lleve a que los trabajadores, sean dependientes o independientes, encuentren una real representación, que creemos que ahora no la asumen las debilitadas centrales sindicales. Pero para lograr estos cambios se necesita que los empleadores privados unifiquen opiniones y voluntades, porque de otra manera no se podrá avanzar. Así, la CCL, la Confiep y los otros gremios empresariales, que agrupan a los mayores aportes, deben fijar una posición única respecto al actual directorio. En consecuencia, está en sus manos empujar un vehículo que hasta ahora avanza a duras penas dada la pesada carga que tiene que llevar.