Por: Julio Díaz Palacios

La convocatoria a elecciones de autoridades regionales y municipales para el 3 de octubre próximo está evidenciado, una vez más, la precariedad del sistema electoral y del sistema político en nuestro país. Algunos indicadores de ello:Existen en el Perú partidos políticos sin locales, sin militantes, sin vida orgánica, sin embargo tienen el reconocimiento del Jurado Nacional de Elecciones (JNE), por lo que pueden participar en las próximas elecciones. Estos son los llamados partidos “vientres de alquiler”. Se estima que a fines del 2010 el Perú formalmente alcanzaría a tener 30 partidos nacionales, lo que definitivamente no es nada bueno para el Perú.

Las elecciones deberían ser un momento importante en la vida democrática de nuestro país, para que nuestros pueblos elijan a los mejores candidatos a alcaldes, regidores, presidentes regionales y consejeros regionales; y, de otro lado, para contribuir al fortalecimiento de los partidos políticos como actores clave que asumen la representación del electorado. Pero ni una ni otra cosa ocurre en la realidad.* Lo primero, porque los bajos niveles de conciencia crítica de la mayoría de electores los induce a votar por quienes más promesas hagan o más inviertan en propaganda electoral.* Lo segundo, porque se ha generalizado la práctica, supuestamente normal, del “transfuguismo” entendido como el hecho de que los militantes de un partido se pasan a otro que aparentemente les daría mayores posibilidades de triunfo.

En Lima Metropolitana, este es el caso de varios alcaldes elegidos el 2006 a través del PPC, partido que han dejado para candidatear a la reelección este año acompañando al señor Alex Kouri, ex alcalde de El Callao, pero no se sabe todavía a través de qué partido.Otro hecho particularmente grave es la tolerancia o exceso de permisividad de los electores con los candidatos con trayectoria de complicidad con la dictadura fujimorista y una notoria falta de transparencia en la gestión pública, siendo el referente más crítico en este problema el mismo Kouri. Esta permisividad también es asignable a no pocos medios de comunicación, que no obstante los antecedentes del referido precandidato le dan una cobertura extraordinaria.De acuerdo a la legislación electoral municipal, un candidato a alcalde puede ser elegido con menos del 10% de los votos válidamente emitidos y así gane por la diferencia de un voto a su inmediato contendor, se lleva la mitad más uno del número de regidores que corresponda a su municipio.

Con esta distribución antidemocrática de los cargos de regidores, algunos alcaldes se garantizan de facto que su concejo municipal no los fiscalice, lo que abona a la corrupción en la gestión pública.Los medios de comunicación son actores clave en la vida democrática especialmente en los procesos electorales, siempre y cuando sean objetivos, no se parcialicen, aborden cuestiones de fondo, y contribuyan a construir opinión pública informada.

Lamentablemente, varios medios en Lima actúan como si los únicos candidatos fuesen Lourdes Flores y Kouri e ignoran a los demás, o de vez en cuando tratan marginalmente las propuestas de quienes no aparecen en los primeros lugares en las encuestas. Igual sesgo suele ocurrir en el interior del país.El 5 de julio es el plazo final para la inscripción y la presentación de sus planes de gobierno por los aspirantes a los gobiernos regionales y locales.Para el caso de los gobiernos regionales se ha introducido una reforma importante en la legislación electoral.

Los futuros presidentes regionales deben ser elegidos por el 30% de los electores, si ningún candidato alcanza ese % deberán ir a una segunda vuelta. Pero establecer este mismo criterio y modificar la distribución de los regidores elegidos en función de la votación verdaderamente alcanzada por sus respectivos partidos políticos, son dos reformas pendientes en la legislación electoral municipal.Esto permitirá la conformación de gobiernos locales no sólo más sólidos, sino más representativos e incluyentes de las organizaciones políticas con mayores niveles de aceptación.