jueves, 24 de abril de 2014
CONCIENCIA DE TELEVIDENTE
Por: Rafael Romero
El reciente incendio ocurrido en la ciudad chilena de Valparaíso, que tuvo por obvias razones una gran cobertura en los noticieros de los canales de televisión, ha dejado entre varios corolarios bien puestos el de la conciencia del televidente de Chile. El que se ha manifestado con decenas de quejas y denuncias planteadas contra varios medios de comunicación por la forma de tratamiento que le dieron a esta noticia.
¿Qué pasó realmente con la televisión chilena y el voraz incendio que arrasó con cuatro cerros, más de 2,500 casas y obligó a evacuar a más de diez mil personas, muchas de las cuales lo perdieron todo? Como era normal, un hecho de esta magnitud concitó la atención de la prensa y de toda la opinión pública. La competencia de los programas informativos era naturalmente presentar lo mejor posible las historias, las imágenes, los reportajes noticiosos y los más saltantes ángulos de las exclusivas puestas ante los ojos del televidente, “en vivo” y con “lo último”.
Pero la teleaudiencia chilena quiso la información pero no se dejó impactar por el “sensacionalismo” ni la “truculencia”, tema éste expresamente prohibido por las normas del Consejo Nacional de Televisión de Chile – CNTV (una suerte de Concortv en Perú), por lo que protestó de forma airada frente a algunos medios, en particular los informativos y matinales de CHV, Canal 13, los noticieros de TVN y los programas de farándula de La Red y Mega, dado que habrían atentado contra la dignidad de las personas a la hora de realizar la cobertura del incendio el pasado fin de semana por la televisión abierta.
Cabe indicar que mientras el CNTV evalúa y procesa el gran número de denuncias recibidas, también ha adelantado que dichas quejas critican el uso de expresiones como el “terremoto de fuego” y el “tsunami de fuego”, además cuestionan la sobrexposición de los reporteros, las entrevistas a menores de edad, las imágenes de animales “carbonizados” y los comentarios inapropiados por periodistas en el terreno de los hechos.
En resumen, es hora de aplaudir este tipo de reacciones de los televidentes, porque el hecho de estar bien informados no quiere decir que se conviertan en mudos testigos del morbo y del amarillismo, cosas que a diario se ven en la televisión peruana, especialmente en los noticieros de América Televisión. Ya es hora de que en Perú haya más conciencia entre los ciudadanos para hacer valer sus derechos en tanto televidentes y consumidores de noticias.
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